Ricardo Lagos Escobar |
La posibilidad de llegar a un punto de no retorno en materia de cambio climático comienza a ser más que una idea alarmista. Los científicos advierten que si no se reducen las emisiones de gases invernadero el 2015 -o en caso límite el 2020- el planeta se enfrentaría a una situación complicada e irreversible. Una advertencia que ratificó Ricardo Lagos Escobar durante su conferencia dictada en Temuco sobre desafíos y estrategias de la humanidad frente al cambio climático. El enviado especial de la ONU fue invitado por INIA Carillanca, entidad que realizó una jornada de conferencias, en organización conjunta con el Gobierno Regional y la UFRO, a través de la participación de los académicos de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales, doctores Maribel Parada y Mario Mera.
“Los países serán medidos por la cantidad de gases que emiten a la atmósfera, y por lo mismo serán premiados o sancionados. Por ejemplo, a la industria del cobre ya se le consulta qué cantidad de emisiones genera por tonelada de metal, en algunos países se le pregunta a las líneas aéreas cuanto emiten por pasajero en cada vuelo”, acota Lagos, graficando la importancia que se asigna en la actualidad al fenómeno de cambio climático.
Su exposición reveló que -pese al momento difícil en que se encuentran las negociaciones internacionales sobre el tema, debido a la negativa de Estados Unidos y Australia de firmar el protocolo de Kioto (1997)- se ha estado generando conciencia global respecto a la necesidad de tomar medidas. Lo razonable, explica el delegado, es que en 2050 deben haber disminuido en un 50% los gases invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso), tomando como referencia las emisiones de 1990. Una meta urgente considerando, además, que ese año la población mundial bordeará los 9 mil millones de personas.
El Dilema
Alcanzar el desarrollo con tecnología limpia y modelos económicos sustentables son los desafíos para la humanidad. Los protocolos internacionales apuntan precisamente a esos objetivos, pero para lograrlos las naciones deben asumir sus responsabilidades históricas en el deterioro del planeta.
“Los países tienen distintos niveles de emisiones, los más desarrollados producen más; Estados Unidos es responsable del 29% de las emisiones mundiales, con 22 toneladas al año por persona. Le siguen los países Europeos con 10 a 12 toneladas, América Latina con 5 a 8, China con 5 e India con 2”, señala el delegado de la ONU.
Pero el dilema, agrega Lagos, es que los países menos desarrollados necesitan crecer y los más progresistas no quieren frenar su desarrollo; en ese contexto es que Estados Unidos y Australia se niegan a firmar protocolos que les exijan reducir emisiones en mayor cantidad que al resto de las naciones, especialmente refiriéndose a China e India que aunque sus toneladas de gases son menores por persona, la cantidad de población que tienen los hace protagonistas del problema.
El Desafío
Por eso el desafío es generar conocimiento y tecnologías que permita a los países progresar con eficiencia, pero sin dañar el planeta; además de poner en acción medidas inteligentes. Por supuesto que el compromiso de los gobernantes es fundamental dice Lagos, refiriéndose a la promesa que hiciera la administración de Obama de reducir en un 17% sus emisiones. Europa, por su parte, se ha comprometido a reducir un 20% de aquí al 2020, además de aumentar su eficiencia energética en un 20%.
Por su parte, Chile emite 70 millones de toneladas al año de gases invernadero, pero las plantaciones forestales le permiten absorber 32 toneladas; más contaminan Argentina y Brasil con 280 y 1000, respectivamente. “Pero como país en desarrollo queremos participar de este tema y para eso debemos ser capaces de adelantarnos a los procesos, esa es la diferencia entre los países que progresan y los que no”, señala Lagos, concluyendo que se está instalando un nuevo paradigma mundial, cuyo sello verde afectará todas las acciones sociales y económicas en un futuro cercano.
En la conferencia quedó claro que hoy es urgente estar en sintonía con las políticas medioambientales, tanto por las implicancias económicas que conlleva el cambio climático como por la responsabilidad moral que compete a cada uno de los habitantes del planeta Tierra.
Karimme Riadi Millas |